Todo es pasión en la palabra de Álvaro Bellido, y dudas que buscan certezas, y fuego, porque es una hoguera de las que te abrasan, y agua, no siempre serena. Y vorágine. Todo. […] Es éste un poemario esencial en el sentido literal del término. […] Los treinta poemas que conforman esta primera antología que se ha ido macerando en un tiempo necesario para ver con perspectiva esos anni horribiles 2010-2011 sintetizan y desarrollan vivencias cuajadas de dolor, de angustia, pero también de superación, de remedios y milagros, en definitiva, de plenitud. Un Álvaro Bellido telúrico, ígneo y marino nos ofrece estos deliciosos poemas que condensan la vida y la alegría de vivirla, y consigue extraer belleza de situaciones devastadoras, de donde se deriva la invitación implícita al carpe diem de quien ha convivido con el dolor y le ha mirado a los ojos sin dejarse vencer, sirviéndose de una brújula infalible: siempre, al final de todo/ tu cuerpo en mitad de la nada.

(Del prólogo de Charo Guarino, Doctora en Filología Clásica, profesora de la Universidad de Murcia).

Fuego y agua, duda y certeza, orden y confusión, soledad y necesidad de ser amado; la pasión que trasmite Álvaro Bellido en cada verso se bate constantemente en este juego de contrarios, de bandazos, de vorágine.

Desde el instante primero del Tiempo, el autor se quiebra al saberse poseído por la intemperie que vacía sus bolsillos, y trata obsesivamente de ser encontrado, de dejarse encontrar en una oscuridad que le da miedo, hasta que lograr salir de la cueva a un mundo nuevo de cables y supermercados, dejando la caverna en llamas, como un beso mal apagado.

(Luis Sánchez Martín, escritor y editor).

Estos primeros poemas de las dos primeras secciones describen la situación inicial de la pareja, la cotidianeidad arrebatada del amor sobre la que se desata la tragedia y se permite la amabilidad de un caligrama en (Relojes de sol). Y, de repente, aparece la sombra de la enfermedad y la muerte […]

A partir de aquí es donde el poemario se recrudece y realmente alcanza su máxima expresión. Y lo hace de una manera muy clara, pero oblicua, con especial atención a los detalles […]

Entra en el selecto club de poemarios como El aprendizaje del miedo, de Paco Ramos Torrejón; Los estómagos, de Luna Miguel; Los nombres del frío, de Gerardo Venteo o 37’7° de Tulia Guisado.

(Javier Gallego dueñas, licenciado en Historia y doctor en Sociología).

http://profundamensuperficial.blogspot.com/2019/01/resena-de-alvaro-bellido-todo-es.html

«Transmite este apartado [BLOQUE 1] cierta sensación de pequeñez ante la inmensidad, el miedo a la caída al vacío, algo apreciable en poemas como Montecarlo, 223que evoca en cierta medida las habitaciones separadas de Luis García Montero. Aquí, Álvaro Bellido reflexiona sobre esa soledad de las habitaciones de hotel, la melancolía inherente a ellas y esa realidad despersonalizada que encierran».


« [BLOQUE 2] Fukushimanos habla de nuevo sobre la catástrofe, la supervivencia, la lucha por la salvación, la superación de esa catástrofe que parecía insalvable; en suma, nos habla sobre la lucha contra el olvido. Vesubio representa la unión ante la adversidad, la unión como fuerza. «El mundo se nos desprende en pavesas y quiero recogerlas contigo». Por último, en Tu peinado, el poeta nos habla sin tapujos de un tema tabú donde la realidad despiadada es retratada sin maquillaje. «Luces ahora tu pelo rizado / pero no olvidas que hubo un día / en que el peinado no era el problema».

David G. Lago, poeta.

Puedes leer poemas del libro en los siguientes enlaces:

http://hankover.blogspot.com/2019/01/todo-es-voragine-alvaro-bellido.html