‘Introducción y notas’ es una opera prima que rezuma años y años de lectura. Te has tomado con bastante calma esto de publicar, cuando hay quien nos brinda incluso dos libros al año.

Bueno, yo creo que cada cosa tiene su momento e Introducción y notas es un libro que ha tardado dos años en ver la luz, dos años de creación, corrección y revisión de un poemario repleto de referencias a lecturas de otros autores. En definitiva, somos lo que leemos.

Sí, soy un lector voraz (que no compulsivo) y leo todo aquello que me pueda aportar algo ya no sólo para escribir, sino para la vida.

Durante los meses previos a la publicación has participado en el ciclo Poetas en Cercanías, un nuevo clásico de la cultura de la ciudad de Alicante, y en el homenaje a Francisca Aguirre de la feria del libro de dicha ciudad. ¿Cómo se vive ese tipo de experiencia desde la posición de inédito? ¿Te animó a mover el manuscrito?

Lo viví con mucha ilusión. La propuesta para participar en un Cercanías fue una sorpresa porque nadie había leído aún ningún poema del poemario. Carmen y Sara, las libreras de 80 Mundos, confiaron ciegamente en mí. Me dijeron que, por los libros que les compraba y las lecturas que subía a mi página de Facebook, no podía salir de mí nada malo.

El homenaje a Paca Aguirre (Premio Nacional de las Letras 2018) fue un acto muy emotivo. Nos reunimos más de 25 poetas para homenajearla en el marco de la Feria del Libro de Alicante, leyendo cada uno un poema suyo. Meses después nos dejó y ese acto ha quedado como el último homenaje que recibió la poeta alicantina. Fue un honor haber participado en él.

Homenaje a Francisca Aguirre. Feria del Libro de Alicante 2019

Cuando leí el manuscrito pensé que habías estudiado Bellas Artes o Historia del Arte. Los museos parecen formar parte ineludible de cualquier camino que tomes.

Para mí un museo es un espacio que invita a la reflexión y al descubrimiento, y al que hay que acceder de manera libre e individual. Son las catedrales donde se rinde culto a determinadas manifestaciones artísticas que se consideran, por diversas razones, obras excepcionales. Pero no nos olvidemos que el arte no sólo está en los museos; hay arte en la calle, mucho, cada vez más. Y eso es bueno porque a veces la calle se convierte en museo y el arte se nos presenta como algo más cercano.

¿Necesita la obra (pintura, escultura, quizá algún poema…) un cuadro de texto que la complete?

Creo que sí. Que la complete y, a veces, que la explique. El autor o la autora, cuando escribe, otorga significados a su obra que necesitan ese cuadro de texto para ser entendida de manera completa.  Podemos ir al Prado a visitar Las Meninas de Velázquez y admirar el cuadro sin tener ninguna información previa, pero creo que es mucho mejor ir a ver el cuadro sabiendo determinada información sobre los personajes, el autor, la historia del propio cuadro…

Existen, sobre todo en la primera parte, varios poemas sobre el proceso de escritura. ¿Escribes por necesidad, por inspiración? Por culpa, incluso, llegas a decir.

Introducción y notas surgió por necesidad. Llegó un momento en mi vida en que necesitaba saber por qué estaba donde estaba a todos los niveles (personal, profesional, etc). Y la mejor manera de contestar a ese porqué fue retrocediendo en el tiempo a la época en que empecé a tomar decisiones que fueron cruciales en mi vida: los años 90. La inspiración vino sola y la culpa… Bueno, la culpa es algo que me ha acompañado siempre.

También valoras mucho el silencio, no sé si exclusivamente en los instantes de escritura y lectura o en general en tu día a día.

Valoro el silencio en general. Me encanta el silencio. El silencio, como antesala de la tranquilidad y el sosiego, es el marco esencial para poder llevar a cabo tareas como como leer y escribir.

¿Es la poesía algo físico? En un momento que casi podríamos llamar de ‘Generación Micrófono’, tú pareces apostar por el libro y la lectura silenciosa para uno mismo.

Para mí es fundamental la lectura silenciosa y, evidentemente, individual. Creo que es la mejor manera de entender un poema: leerlo en silencio y siempre acompañado de un lápiz para tomar notas o subrayar.

Si a esto le sumamos la suerte de poder escuchar el poema de la voz de su creador, entonces habremos completado el ciclo en el que como lectores participamos en la asignación de sentido de lo que leemos.

¿Son los recuerdos de Facebook las magdalenas de Proust de nuestro siglo?

Sí, definitivamente. Los recuerdos en las redes sociales también nos hacen volver a sentir de nuevo esas sensaciones que tuvimos hace un año, dos, tres… Y no me parece mal. Para mí las redes sociales son como los antiguos álbumes de fotos.

El autor en ARCO 2020

Se aprecia en tu poesía una tensión o equilibrio entre épocas muy distantes, pasando, como decimos, de Proust a Facebook, de Bernini al wi-fi, de Rothko a un selfie.

El diálogo entre épocas es fundamental, sobre todo cuando descubres que todos los artistas no han hecho otra cosa que variaciones sobre un mismo tema, un mismo objeto, un mismo sentimiento… Es por eso que puedes relacionar a Proust con los recuerdos de Facebook o Rothko con el jardín de las delicias o a Cesare Pavese con el grupo Family.

Hay un par de poemas (ambos titulados en francés, por cierto) que me han hecho imaginarte como una suerte de James Stewart en ‘La ventana indiscreta’. Algo así como una poesía de la observación.

Sí, esos poemas a los que te refieres son poemas narrativos, con una estructura de presentación, nudo y desenlace más propia de los relatos. La poesía también es observación, no sólo sale de un sentimiento interior, sino que a veces hay que buscarla en el exterior, en esa realidad que te rodea y que es susceptible de ser transformada en realidad poética. Esta experiencia, el salir de uno mismo para crear, genera, como dice el poeta Mariano Peyrou, una energía peculiar que nos puede proporcionar experiencias muy intensas.