Saludamos a Harvey Townshend, nuestro primer fichaje al otro lado del Atlántico, y lo hacemos regresando al siglo XX, a través del hilo telefónico, fuera de la corriente histérico-audiovisual que nos invade en estos tiempos.

Buenas tardes (mañanas para ti), Harvey, saludos desde España.

Hola, qué tal, es una gran alegría hablar contigo, jefe Luis [en castellano]. Muchas gracias por esta oportunidad de darme a conocer en tu maravilloso país.

Para nosotros también es un auténtico placer. Supongo que estarás al tanto de la devoción que sentimos en esta casa por Eddie Cochran. Hablar con alguien que pisa todos los días las calles por las que paseaba Eddie en sus primeros años de vida es algo verdaderamente emocionante para nosotros.

Oh! Gracias, amigo. Sí, Eddie es nuestro mayor embajador. No sé si sabes que todos los años celebramos el Fin de Semana de Eddie Cochran, en junio. Son tres días donde todo gira en el pueblo alrededor suyo: actuaciones musicales, atracciones, coleccionistas. Creo que alguien como tú lo disfrutaría de verdad. Organiza una expedición boriana [en castellano] y el resto corre de mi cuenta.

No conocía ese fin de semana del que me hablas, pero acaba de ser incluido en mi lista de lugares imprescindibles a visitar antes de morirme. No dudes que verás mis botas pateando por tu pueblo más pronto que tarde.

Me encantaría que así fuese.

Eddie Cochran

Bien, espero que no te importe que hagamos la entrevista a través del teléfono, en Boria no somos negacionistas en cuanto a las nuevas tecnologías, pero para algunas cosas seguimos resistiéndonos a ciertos cambios. Nos cuesta renunciar al encanto de una buena conversación donde las voces sean las protagonistas.

En absoluto. Es más, te lo agradezco. Yo tampoco acabo de sentirme cómodo hablándole a una pantalla de ordenador. Además, teniendo en cuenta que aquí son las siete de la mañana y me acabo de levantar, no tener que ponerme frente a una cámara me ha permitido quedarme media hora más en la cama (risas). Cuando Javi me dijo que llamaríais por teléfono, confieso que sentí cierto alivio.

Al hilo de lo que dices, y aunque más adelante nos centraremos en aspectos literarios, es inevitable comenzar hablando de tu relación con Javier Tortosa, algo así como tu mentor en España y quien nos hizo llegar el manuscrito ¿Cómo os conocisteis?

Bueno, él lo explica muy bien en el prólogo. Creo que fue por 2009, Javi andaba algo perdido buscando un lugar y una voz desde donde contar historias, yo tenía esos instrumentos que él necesitaba y ambos merodeábamos parajes coincidentes. Hubiese sido muy extraño que nuestros rastros no tropezaran en algún momento. Podría decirse que nos conocimos por pura necesidad.

Junto a una carretera secundaria dirección Fargo, sentados sobre renglones de Carver, encaramados a los acordes de Jeff Tweedy…

Sí, algo así debió ser. No recuerdo si esas fueron las coordenadas precisas, pero no creo que estuvieran muy lejos de ese punto.

Y a partir de ahí comenzasteis a colaborar.

No exactamente. Al principio simplemente conversábamos, como dos amigos que comparten sus gustos, sus pasiones, su manera de ver las cosas. Fue todo muy natural, disfrutábamos del momento, no estábamos pendientes de si aquello podía conducirnos a ninguna parte. Lo que sucedió es que, con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de lo sorprendentemente coincidentes que habían sido nuestras vidas a pesar de haberlas vivido a más de siete mil kilómetros de distancia.

Javier Tortosa, traductor

Coincidentes en qué sentido.

Pues, sin entrar en muchos detalles, por ejemplo, los dos nacimos a la misma hora, del mismo día, del mismo mes, del mismo año. Y a partir de ahí, no puedes llegar a imaginar la cantidad de sincronías que nos hemos ido encontrando. Desde los acontecimientos más relevantes, hasta pequeños detalles sin apenas trascendencia. Pasando por gustos, aficiones, fobias… Javi lo define como mimetismo existencial. Sí, podría ser una buena manera de decirlo.

Entonces, las historias que aparecen en el primer libro de Javier (Trazos en falso) y que tú narras o directamente protagonizas, ¿son verídicas?

Son relatos inspirados en hechos reales. En personajes y sucesos ocurridos en Albert Lea mezclados con otros totalmente inventados. También hay cosas cercanas a Javi que él aprovecha para poner en mi voz y así camuflarlas de sus lectores más cercanos. En cualquier caso, son historias que seguramente habrán ocurrido de esa u otra manera miles de veces en cualquier parte del mundo. Hace tiempo que la Humanidad nos venimos repitiendo de manera casi compulsiva, amigo Luis.

Dentro de Trazos en falso hay un relato muy especial, quizá el de mayor carga emotiva y desnudez emocional de todo el libro. Me refiero a Saldando deudas. Háblanos de él.

Saldando deudas es el único relato de ese libro escrito de mi puño y letra. Poco antes de estar completa la edición le pedí a Javi que lo incluyera tal cual se lo estaba entregando. Nace de un suceso que marca mi vida de manera definitiva: la muerte de mi padre. El viejo Harvey se fue de manera muy prematura, sin haber cumplido los cuarenta y ocho, después de un proceso breve pero repleto de sufrimiento. Con el agravante de que, además, él siempre había sido una especie de escudo protector de todos los que le rodeábamos y, al marcharse, quedamos a la intemperie, desnudos y temblorosos, sin tener muy claro cómo gestionar todo aquello. Cada uno se agarró a su propio salvavidas para tratar de seguir a flote, no hubo un proceso o camino conjunto ni nada por el estilo. En mi caso, lo que sucedió es que de manera inconsciente opté por huir hacia adelante, por evitar recordar todo lo que me hiciera sentir dolor. Un error, lo reconozco.

Trazos en falso
Boria Ediciones, 1ªed. 2017

¿Un error? ¿Por qué? Es bastante humano no querer sufrir, ¿no te parece?

Sí, pero en muchas ocasiones el dolor es un camino necesario, no afrontarlo te acaba llevando a lugares no deseados. Yo cobré consciencia de ello al nacer mi hijo mayor Harvey. Empecé a vivir como padre situaciones que había vivido de niño y me di cuenta de que, a fuerza de no querer recordar para no sufrir, estaba dejando marchar todos esos momentos de mi infancia. Y con ellos también se estaba esfumando el recuerdo del viejo. Por eso escribí ese relato, como una especie de reencuentro y propósito de enmienda. En ese momento no lo sabía pero, de alguna manera, ahí estaba comenzando Here’s looking at you.

Y por eso la idea de incluirlo como introducción en el libro.

Así es. Tanto Javi como yo pensamos que sería un buen punto de partida y, a la vez, una manera de cerrar completamente Trazos en falso. Lo que sigue al relato no es otra cosa que el cumplimiento de esa deuda a la que se hace referencia.

Hablemos, entonces, de Here’s looking at you. Es la figura de tu padre por lo que cuentas el eje central sobre el que giran los textos.

Podría decirse que sí. Su muerte y posterior ausencia, la manera en la que afronté todo eso. Pero también su presencia anterior, su recuerdo. Y, por supuesto, el valor que tiene en mi vida en estos momentos, la forma en la que hemos logrado volver a caminar juntos. El libro es una suerte de sendero de redención, de vuelta a los orígenes para recuperar unas huellas y acabar dejando otras, esta vez sólidas, por aquellos lugares por donde en otra época pasé de puntillas.

Lo cual equivalía a revivir momentos dolorosos…

Pero es que eso formaba parte del plan. Como te he comentado antes, el dolor es necesario en determinadas ocasiones. Hay tormentas que debes soportarlas a la intemperie, tienes que mojarte, pasar frío, tiritar, no es suficiente con verlas caer refugiado tras los cristales. Si no te enfrentas a ellas, siempre estarán contigo, nunca escamparán del todo. Cada cierto tiempo, volverán a presentarse, con otros nombres, en otras circunstancias, pero el miedo será el mismo de siempre.

¿Tiene que ver esa concepción del libro como un cuaderno de bitácora con el hecho de que se perciba cierto orden cronológico al leerlo? Que pueda adivinarse un recorrido temporal desde tu infancia hasta prácticamente nuestros días.

Sí, esa era la idea, configurar los textos como un diario de viaje. Si te fijas, el poemario está dividido en tres partes diferenciadas. Una primera de retorno al comienzo de todo, donde los recuerdos son más difusos, menos concretos, a caballo entre el mundo onírico y la realidad. Una segunda parte, digamos expiatoria, repleta de espinas, y otra tercera de vuelta a la calma, de ensamblaje con la gravedad del terreno, de acomodo en mi propio movimiento de traslación.

Explícame esto último.

Bueno, aunque el eje central del libro haya sido el viejo Harvey, no puedo abstraerme de mí mismo, del momento vital en el que me encuentro, de las sensaciones que tengo ante lo que veo y lo que se supone que vendrá.

Y ese momento vital es…

Ese momento vital es “what the hell happened here?” ¿qué cojones ha pasado aquí? [en castellano] (risas). Esto se nos va de las manos, amigo. Dentro de unos meses alcanzaré la nada despreciable cantidad de cincuenta vueltas al sol. Eso ya de por sí es motivo suficiente para comenzar a ver las cosas de una manera diferente, a percibir y valorar la realidad con criterios concretos. Pero, en mi caso, se da una circunstancia añadida que lo hace todavía más especial. El libro se publicará ahora, pero lo terminé hace más de un año y el proceso de escritura se alargó durante casi otros dos. Por otra parte, ya te dije al principio que mi padre murió sin haber cumplido los cuarenta y ocho. Es decir, hubo un momento en dicho proceso en el que crucé la línea de tener más edad de la que el viejo Harvey nunca llegó a alcanzar. Esto no es cualquier cosa, jefe Luis. Es una sensación desconcertante, como comenzar a vivir una especie de bonus-track, de tiempo añadido y, al mismo tiempo, de carecer totalmente de referentes.

Harvey Townshend

Sí, entiendo que debe ser una circunstancia ciertamente especial.

It’s a fucking madness, my friend. Una puta locura. Date cuenta de que sigo refiriéndome y pensando en mi padre como el “viejo Harvey” pero, en realidad, el viejo Harvey, el de más edad, ahora soy yo. Dime si eso no es para que te estalle la cabeza. O le encuentras un sentido diferente al convencional o la tara en tu sesera es cuestión de tiempo.

¿Tú lo has encontrado?

Digamos que soy consciente de que debo intentarlo, eso ya es un avance. Pero sí, creo que el haber escrito el libro en el momento concreto en el que lo hice, ha servido para estar próximo a llegar a asimilar un poco de qué va esto. De eso hablo en el texto en prosa de cierre, de que ciertas cosas solamente se pueden comprender en determinados momentos de la vida.

¿Y de qué va esto, Harvey?

Vas a tener que leerte el libro para saberlo (risas).

Bueno, ya continuaremos con esta conversación off the record. ¿Qué te parece si hablamos de recuerdos?

¿De los míos o de los tuyos?

De los recuerdos en general. Otras de las cosas que se desprende de los textos es la importancia que les concedes. De hecho, tú mismo has dicho que el proyecto nació de la necesidad de recuperarlos.

Es correcto. Tal como te he dicho anteriormente, al nacer mi hijo mayor me di cuenta de la cantidad de momentos que continuaban latentes en algún rincón de mi cabeza, que habían sido aparcados y que corrían el riesgo de perderse. Así que me puse manos a la obra para salvarlos.

¿De qué forma?

Pues podría haberlo hecho a la manera tradicional, a partir de viejas fotografías, de cintas de vídeo, preguntado a familiares y amigos cercanos… pero me pareció que eso era partir desde el trabajo de otros, de lo que alguien consideró importante y plasmó sobre algún soporte. Yo quería empezar de cero, pensé que sería mucho más interesante y enriquecedor ver qué era lo que realmente quedaba en mi cerebro, cuál había sido su cribado entre lo prescindible y aquello que merecía la pena procesar, fuese por la razón que fuese. Tomé como referencia el libro “Me acuerdo”, de Joe Brainard, y comencé a escribir sin ningún patrón preestablecido. Simplemente anotaba palabras, frases, párrafos que iban viniendo a la mente al volver a los años de infancia o al proceso de enfermedad y muerte de mi padre. Así conseguí atestar un bloc de notas.

El bloc que menciona Javier en el prólogo…

Correcto, ese mismo.

El que le enseñaste una noche en el bar de Austin, justo antes de hacerle un encargo muy especial.

(Risas) Sí, bueno, Javi prefiere verlo de esa manera. Lo cierto es que yo me veía incapaz de sacar algo en claro de toda aquella maraña de ideas a la hora de convertirla en cualquier cosa que pudiera ser susceptible de despertar cierto interés por alguien ajeno a mí. No lograba siquiera dar los primeros pasos. Entonces pensé en Javi para ello. Él también había vivido un proceso similar al mío, sabría entender la necesidad del proyecto y, en mi opinión, tenía las herramientas de las que yo carecía para llevarlo a cabo. Eso fue lo que le pedí aquella noche en el bar de Austin. Que me enseñara el camino y me sirviera de guía.

Más adelante hablaremos de esto, pero me interesa lo que comentabas de tu proceso de recuperación de recuerdos.

Bueno, hay una creencia generalizada de que la memoria es como un álbum de fotografías y que los recuerdos son una especie de lienzos pintados o películas con argumento, nudo y desenlace, pero esto no es así. El cerebro lo que recoge son estímulos y, a partir de ahí, de circunstancias personales y ajenas, genera proyecciones. Lo que sucede es que, en muchas ocasiones, lo que emana de ese proceso no coincide exactamente con la realidad. Tal como dice uno de los poemas “imaginación y memoria comparten almohada”. No voy a cometer el error de aleccionar sobre algo de lo que soy profano, pero todo esto tiene que ver con las teorías freudianas, subconsciente, psicoanálisis… ya sabes. En el campo de la literatura, hay una frase que le he leído a Kerouac, aunque no sabría asegurarte si es suya, que dice algo así como que el pensamiento es, en realidad, un filtro para lo que uno oculta. Yo creo que hay bastante de eso, por eso quise recuperar los míos de la manera más espontánea posible, sin que pasaran por ningún tipo de filtro.

Y qué fue lo que te encontraste.

Te puedo asegurar que el resultado es sorprendente. Había cosas que estaba claro que estaban destinadas a manifestarse pero, en cambio, surgieron imágenes que nunca había tenido presentes en todos estos años. Hechos que sucedieron y, en teoría, no habían dejado ninguna huella. Pero, por lo visto, esto no era del todo así. Tengo un amigo psiquiatra, Phoenix Pecci, que, medio en serio medio en broma, dice que la escritura en general y este libro en particular son mi diván de psicoanálisis. Es posible que no ande muy desencaminado.

¿Es entonces este el origen de los párrafos que cuelgan entre poema y poema?

Correcto. Una vez terminados los textos del libro, me pareció una pena desperdiciar toda esa cantidad de momentos y pensé que podrían actuar de hilo de sutura perfecto entre los poemas, darles la continuidad que te he comentado que buscaba. No podía incluirlos todos, claro, así que hice una selección al azar, tratando de que no perdieran la espontaneidad con la que fueron escritos. Después sí que hubo que pulirlos un poco para conseguir que tuvieran algo de ritmo y fueran más amables de seguir para quien los leyera.

A propósito de esa amabilidad en la lectura a la que te refieres.  En España nos preguntan el motivo del título, por qué en inglés siendo la edición en castellano, con un significado que no termina de estar claro si se traduce de manera literal.

Bueno, pues aunque pudiese parecer lo contrario, yo ahí no tuve nada que ver. La idea fue completamente de Javi. Y a mí me pareció perfecta, dicho sea de paso.

Cuéntanos.

La verdad es que la cuestión me estaba dando bastantes quebraderos de cabeza. Siempre le he concedido mucha importancia a los títulos, a los propios y a los ajenos. Creo que si se acierta con ello, hay una gran parte de terreno recorrido para incitar a la lectura de un libro. Y en el caso de una colección de poemas, todavía más. En principio barajé la opción de titularlo “Razones personales”, pero no acaba de convencerme. Quedaba demasiado eso, demasiado personal. Aunque tenga el trasfondo que te he contado y haya sido esa la fuente de la que he bebido, yo lo que quería era hacer literatura, que cualquiera pudiera leer los textos y verse reflejado en ellos. Una tarde, Javi estaba escuchando a Gaslight Anthem, uno de nuestros grupos preferidos, sonó la canción Here’s looking at you, kid y se le encendió la bombilla. No por la letra del tema en sí, sino por la historia que encierra el título.  Here´s looking at you es un idiom, una frase hecha en inglés que utilizaban los irlandeses para brindar. En español, se podría traducir por “Va por ti” o “Va por vosotros”. Pero es que además Here’s looking at you, kid es una de las cinco frases más famosas de la historia del cine. Se la dice tres veces Rick a Ilsa en Casablanca, la última, justo antes de despedirse para que ella suba al avión. Es una frase que no estaba en el guion, en principio debería haberse dicho “te quiero, cariño” o algo por el estilo, pero Humphrey no era muy dado a ese tipo de manifestaciones amorosas tan evidentes y la sustituyó por un “va por ti, muñeca”. Y no acaba ahí la cosa, por lo que me cuenta Javi, al doblar la película al español, no pensaron que mereciese la pena conservar esa frase y dijeron otras en su lugar. En resumidas cuentas: un brindis, algo importante que queda oculto, la dificultad de mostrar nuestros sentimientos… Nos pareció que era eso precisamente de lo que trataba el manuscrito. Era perfecto.

Hablas de Javier de manera recurrente cuando explicas el proceso de creación de libro. ¿Ha sido algo más que el traductor de tu obra?

Sí, definitivamente, bastante más. Él fue quien comprendió que la mejor forma de hacer llegar a los lectores las ráfagas inconexas que había estado recopilando era a través de la poesía. Me hizo ver también la conveniencia de seguir algún tipo de pauta en la disposición de los poemas, intentar que no aparecieran como elementos aislados sino que hubiera un hilo conductor entre ellos y la historia global. También insistió en que debía haber un texto en prosa final en el que volcar la evolución experimentada en este tiempo. Javi supo entender desde el principio en qué consistía este proyecto. De dónde partía, cómo debía crecer, a dónde debía llegar. Y una vez visto el resultado, me doy cuenta de que lo supo ver incluso mejor que yo. Los lectores serán los que tengan la última palabra, pero puedo decirte que Here’s looking at you es exactamente el libro que yo quería escribir.

¿Hay mucho de él en el libro?

Puedes estar seguro de ello. Tanto es así que le propuse en varias ocasiones que los dos figuráramos como autores, pero él se mostró siempre inflexible en este punto argumentando que la esencia del libro era mía. En fin, eso es bastante relativo, pero tampoco tiene mayor importancia. Para cualquiera que lo conozca, no será muy difícil comprobar que hay mucho de Javi entre las líneas. Tengo claro que, sin buscarlo, le he dado la oportunidad de sacar afuera muchas cosas que llevaba dentro.

Estamos ya a punto de concluir la entrevista, pero no quiero dejar de hablar de la portada ¿qué te parece la propuesta que ha realizado Omar Daf?

Es perfecta. Cuando Javi me la hizo llegar tuve que sentarme para no caer de espaldas. Recuerdo que las primeras palabras que pronuncié fueron what a fucking son of a bitch!! Omar ha sabido recoger en una imagen todas las entrañas del libro. Sin olvidar su parte artística, que es capaz de emocionar ya por sí sola.

¿Conocías su obra anteriormente?

Sí, Javi me había hablado de él y del taller artístico multidisciplinar que comparte con el poeta Lujo Berner, de quien he leído sus dos libros publicados.

Lujo Berner y sus poemarios
Home, Boria Ediciones, 2017
Windsurf, Boria Ediciones 2020

De hecho, hay una referencia a su poema Lodi en el tuyo de la casa del taxidermista.

En efecto, espero que no le moleste que se lo tomara prestado (risas). Yo conocía el tema de la Creedence y su alegoría sobre quedarse atascado en medio de ninguna parte. Lujo le dio después en su poema un componente de vacío, de lugar donde nunca pasa nada, pero no necesariamente físico. Por eso habla de un Lodi del corazón y de la mente. Ese verso me enganchó desde la primera vez que lo leí, es de esas cosas que piensas: joder, ojalá se me hubiera ocurrido a mí esto. Así que obvié el pequeño detalle de que ya estaba inventado y lo incluí en mi poema con todo el descaro del mundo (risas). No, en serio, lo hice desde la admiración y el cariño, aunque Lujo y yo no nos conozcamos personalmente.

Para terminar, dinos cuándo vamos a poder verte por España.

Bueno, eso va a estar complicado durante algún tiempo. Ahora mismo las condiciones para viajar que nos impone esta maldita pandemia convierte en una aventura cualquier desplazamiento. Pero me encantaría ir, tengo que experimentar esa sensación de la que Javi me habla de estar tomando una cerveza en una terraza en pleno mes de enero. Para alguien de Minnesota eso está muy próximo a la ciencia-ficción.

Será Javier entonces quien se encargue de las presentaciones de tu libro.

Sí, él será quien lo defienda. En ese aspecto estoy muy tranquilo, ya te he hablado de la afinidad que tenemos y de su involucración en el proyecto. A pesar de que los textos llegarán a los asistentes bajo su forma de interpretarlos, no creo que yo lo hiciera de manera muy diferente.

Sabes que hay quien dice que sois la misma persona…

(Risas) Bueno, también hay quien afirma que el Hombre llegó a la Luna en el sesenta y nueve. O que Elvis está muerto…

Muchas gracias, Harvey. Ha sido un placer, suerte con todo.

Gracias de corazón a vosotros. Salud y rock&roll.