Ronco y acompasado

late mi motor,

lo ignoro y me hago el sordo.

Condensar la vida en momentos, exprimirla a cada segundo, lleva a ver las cosas con calma de anciano cuando apenas se ha dejado atrás la adolescencia. Y todo esto sumido en la excitante paradoja de saber, desde la experiencia, que aún tenemos todo el tiempo del mundo por delante.

Toca entonces desprendernos de nuestra naturaleza humana, alzar el vuelo, no encontrar consuelo llorando frente a esa lápida donde brilla nuestro apellido y surcar el tiempo llevando a hombros los gritos de una madre, el trabajo duro de una abuela y la pasión por la vida que, tiempo atrás, nos sentimos tentados a cercenar; olvidar bajar la persiana y despertar vapuleado por la resaca.

Cuando la infancia no es un juego de niños, cuando el camino se difumina entre costillas en relieve y papelinas, cuando al sol le dan arcadas y estamos hartos de que nos pregunten qué es poesía; sólo entonces, antes de llorar abrazados a un cuerpo frío, presenciaremos la muerte de Gaia.

Vivo hasta los huevos de oír cantarle a la primavera

cuando yo encierro todas las estaciones en mi libreta

Pero tal vez un día regresen los sueños, la juventud, y una musa que vino a pasar la noche de nuevo nos empuje a iniciar la revolución. Entonces habrá luz entre las grietas, se resquebrajarán las paredes del túnel, sonará una voz y buscaremos un aleph que nos permita formar parte de esa magia. Llorarán las guitarras, se torcerá el gesto de la niña gitana y recordaremos a Miguel. Y a Federico.

Tú, que empuñabas una pluma

y no una espada,

y ahora bajo tierra se encuentra

la calavera de un poeta

haciendo más bellas las flores

de alguna desconocida cuneta.

Porque al final siempre fuimos nosotros: crestas, utopía, conciencia de clase y rabia, molotov, malagente, tocadiscos, falda de Marilyn, guitarra de Keith, Helios, Selene, lúgubre cárcel, triste cebolla, regalos de un cielo embrutecido…

DEJAD LA POESÍA

DETENED LAS GUITARRAS

*** 

esta vez el vómito no sale,

estancado en su garganta,

lo asfixia.

¿Dónde están los sueños,

dónde está la utopía?

¿Dónde está la lucha,

dónde está la vida?

Dónde está.

¿Dónde

está la heroína?