Con un lenguaje ligero cargado de humor, su autor, Álex R. Bruce, que es traductor e intérprete como dos de los personajes de su novela, plasma la confusión que provocan los países árabes en los visitantes occidentales y lo tramposa que es nuestra forma de interpretar la realidad, siempre adulterada por nuestra cultura, nuestros prejuicios, nuestras expectativas y nuestras inseguridades.

Esther Magar para Libros y Literatura.

Bruce acierta al dosificar la información que tanto el lector como la protagonista van teniendo de los hechos y de las intenciones del resto de personajes. Esto provoca que compartamos el continuo estado de sorpresa en el que vive Sara toda la gira debido tanto al errático comportamiento de Rasha y de Miguel, cuyas verdaderas intenciones nunca quedan claras, como de las extrañas situaciones que vive a lo largo del libro.

Basilio Pujante para Semanario el Noroeste / Lecturas Iletradas.

https://lecturasiletradas.blogspot.com/2019/07/sara-y-el-tigre-amnesico-alex-r-bruce.html

En la contra se habla Lynch como referente y no le falta razón. La mezcla de géneros juega a favor de una historia que muta poco a poco haciéndonos incapaces de prever qué será lo siguiente, ya que no sabemos hasta qué punto fiarnos de lo que está sucediendo. ‘Sara y el tigre amnésico’ es excitante, intrigante y terrorífica, pura asfixia que puede hasta resultar divertida.

Bouman para Underbrain.

https://underbrain.com/literatura/sara-y-el-tigre-amnesico/

Entre los autores y creadores citados en la contraportada del libro para situar la novela ante el público no figura Lewis Carroll. Sin embargo, es precisamente Carroll con el que más he identificado a Bruce. No hablo solo del paralelismo entre el periplo de Alicia y el de Sara, sino también de ese extraño ambiente surrealista que domina en ambas obras. La modernidad de ‘Sara y el tigre amnésico’ está en hacer al lector consciente del juego entre realidad e imaginación, y en que se atreve a usar recursos similares a los de Carroll en una novela para adultos.

Muy destacable es también la mezcla de la vena erótica con estructuras y contenidos típicos del cuento infantil. Ello contribuye a hacer asimilable el erotismo, lo convierte en juego, quitándole cierta carga de profundidad. Es una apuesta osada, original, que se suma a la sátira y al surrealismo. En ese cóctel veo yo el acierto de la obra. O, si se quiere, en la capacidad de crearlo.

Lola Illamel, escritora.

Esta lectura me ha supuesto un viaje con muchas reminiscencias a historias que me han marcado, pero no quiero resumir esta novela con un «se parece a» porque no ha sido así. La obra tiene identidad propia, firmada por alguien que sabe qué es lo que quiere contar, dónde quiere llegar y cómo quiere contarlo. Valoro las historias construidas por autores que muestran su otra vida profesional porque la impregnan de una verosimilitud imposible de otra forma. Álex R. Bruce es traductor, también un cuentista fantástico. Se me antoja pensar que el trio de protagonistas son diferentes egos de esta misma mente; con Sara no sólo viajamos a oriente desde la Vall de Uxó, nos adentramos también en un imaginario personal repleto de dobles sentidos y, también, de cambios de sentido. La realidad en el universo de Álex es moldeable, y adopta muchas formas.

Darío Lozano, La Piedra de Sísifo.

El lector se embarca en una historia en la que no comprende nada a medida que avanza. Es muy difícil discernir si lo que está contando la narradora está en su propia imaginación, presa de un delirio, o lo está viviendo realmente. Además, todo esto se sumará a las diferencias culturales que golpearán de lleno en la cara a Sara, confusión que nos lleva a un final muy sorprendente que dejará al lector sin palabras.

May Carrión, Los libros de May.

http://loslibrosdemay.blogspot.com/2019/12/resena-n-53-sara-y-el-tigre-amnesico.html

El relato sumerge al lector durante un par de horas en una atmósfera hipnótica, envolvente, donde la memoria pone a prueba a la lógica con fugas y reencuentros trepidantes saltándose, olímpicamente, la corrección política e incluso la verosimilitud.

Álex R. Bruce es trasgresor y lo que es más importante, da la impresión de que disfruta siéndolo. Asistimos a un viaje que tiene mucho de imaginativo e incluso de onírico y que está repleto de imágenes simbólicas, porque los símbolos tal vez no sean otra cosa que indecisiones o miedos reprimidos.

Antonio Chazarra – Entreletras