Home

Lujo Berner no es nadie.

Bueno sí, a ratos soy yo. Pero el caso es que ha huido. Las cosas no pintaban bien, ha entrado en crisis y ha escapado. Aferrándose al mantra geográfico en el que ha convertido una canción de Tom Waits y a su esencia virtual, ha decidido empezar a buscar un nuevo hogar lejos de aquí. En su ignorancia, o quizás en su locura, el muy alma de cántaro ha cogido un neopreno y una tabla para cruzar desiertos y urbanizaciones residenciales de cuadrícula infinita.

Es un Ulises bastardo que no encuentra un Dublín que le valga. Un histrión que aúlla en las noches de contaminación lumínica. A su favor, sólo juegan sus tres únicas convicciones: que la tierra es plana, que el sol sale gracias a Rimbaud y que las olas se generan en el corazón de los hombres. Empieza el no viaje.

Rode to Opelousas, rode to Wounded Knee
Rode to Ogallala, home I’ll never be
Rode to Oklahoma, rode to El Cajon
Rode to old Tehatchapi, rode to San Antone
Home I’ll never be