Saúl vino de nalgas en enero del 95. Coleccionó sellos, tuvo un Ferrari, cambió a Dios por dos cigarros y ahora canta, actúa y publica su primer poemario, ‘Made in: La Bestia’.

‘La Bestia’ suele relacionarse con el Diablo, el número 666, maldiciones y demás, pero parece que aquí no vamos por esos derroteros. ¿Qué es, dónde está, ‘La Bestia’?

La Bestia es Dios, el Demonio, la Nada, el Todo… Todo eso es lo mismo, yo que sé, da igual. Jajaja. Nos levantamos y rendimos culto. Al final se trata de rendir culto y alimentar con tu vida a tu pueblo, a tu ciudad, a tu país, a tu planeta, al universo, bla bla bla… Servimos a todo eso con la vida, igual que las hormigas, los tigres, la sopa y las piedras. No hay otra para nadie. A veces, me pongo en plan concreto y lo reduzco a nuestra civilización, con sus coca colas y demás, pero todo ese orden es extrapolable a un orden superior o inferior, yo qué sé. Al final hay que servir, aunque sea tirándote de un puente.

¿Estamos rodeados de serpientes negras?

Esa imagen no sé si sabría explicarla ahora, pero vamos, creo que me refería a cuando uno se mantiene duro y brillante mientras en su fracaso está esquivando los golpes. Mantenerse firme, digo yo.

De la lectura del capítulo ‘Oraciones de un chico guapo’ parece desprenderse la idea de que eres un tipo muy particular de ateo: alguien que no cree en un dios al que hace preguntas y pide explicaciones. ¿Qué te lleva a esa paradoja?

A veces es más fácil escribir dirigiéndose a alguien. Cogí mucho a Cristo porque creo que representa a todo el mundo, todos llevamos nuestra cruz y estamos en contacto con los latigazos, el vino, los colegas, los clavos, la exposición al sol sobre la coronilla… Además, coger ese icono del crucificado y hablarle desde mi crucifixión me hacía gracia, era de colega a colega. Así, al compás, humanizaba al ídolo, y me reía de eso. Hay que reírse de todos los iconos e imágenes superiores, dejarlo todo al mismo nivel, hay que darles con la espada del comunismo a todos esos subiditos como Cristo, Hitler o  Ghandi, también a los marginados. Todo al mismo nivel. Es una idea un poco loca la de la espada. ¡Un saludo!

 

Se dice que hay más literatura entre escombros que en un campo de golf. Parece ocurrir otro tanto con tu poesía: una cochera en penumbra, las palomitas de un oscuro bar, la sala de espera del centro de salud mental…

No sé quién dice eso, hay la misma en todas partes porque la poesía simplemente es un código para desentrañar las cosas o la nada, donde hay cosas o ausencia de ellas hay poesía, siempre que haya alguien que haga de agente codificador. De por sí las cosas son libres del nombre, felices y santas. Vamos, que son de verdad, con todos sus cojones. ¡Hurra por las cosas cuando no hay poetas delante! ¡Cabrones!  Además, tampoco he ido nunca a un campo de golf, pero desde la carretera se ve bastante guapo.

‘Friegaplatos’, ‘Gafotas’… Parece una declaración de intenciones. ¿Es la obra una llamada a los secundarios para plantar cara a ‘los alfas’? O todo lo contrario, marcar más aún la línea que separa ambas realidades.

Esos dos justamente son contrarios. En  FRIEGAPLATOS soy un héroe, en GAFOTAS un antihéroe o, mejor, un tío cualquiera. No, no lo sé. ¿Tú qué dices?

Hay varias citas a lo largo del poemario (Albert Pla, Bukowski…), pero sólo un nombre se repite varias veces: Manuel Vilas.

Todos los citados son gente de buen corazón que prefieren usar el disparo. A mí me gusta eso. Creen en un mundo bueno y reluciente y se convierten en escombros por empatía a él. Todos ellos tienen para mí un brillo especial. Son el reflejo del planeta: lleno de metralla y oro agujeros y flores. Son gente sencilla. Manuel Vilas, además, me inspira un puñao, es exaltación. Exalta las cosas que tenemos en frente. Cuando en el mundo hay tanto ruido que acaba confundiéndose y parece un silencio enorme, hay que exaltar y ponerse épico. Hay que ponerse épico y profeta cuando todas las cosas parecen perdidas. Más que la queja. La queja es de maricones.

Hemingway decía: «escribe borracho, edita sobrio». ¿Cómo es tu proceso creativo?

No lo sé.  A veces no edito. Jajaja.

A ver, sé que lo tengo que hacer y ya está. Me pongo rarísimo.  Doy vueltas andando, entonces las cosas entran, se ordenan y salen; lo creo primero con la voz, en voz alta, así profética y, ya después, escribo eso de memoria. Lo recito antes de estar escrito. Bueno, hay momentos desatados, «El recurso de la chapa» lo llamo, ahí todo me da igual.

Podría decir que es trance, que viene no sé qué musa y todo eso, pero los poetas y (lo que es peor) los estudiosos de ellos llevan siglos hablando del alma del poeta, sus musas y bla bla bla… Ya está bien. Me niego. Todos los procesos son locos y carnales, escribir es una cosa humana, como hacer lentejas. Es la fiesta de la materia, no hay nada celestial en eso, aunque sea festivo, todo lo festivo (incluso el sexo) normalmente lo asociamos a algo superior, por eso somos aburridos en todo lo demás. Es un error milenario. Todo es una fiesta carnal.

Masturbarse en el maletero de un coche lleno de borrachos, ¿debería ser deporte olímpico?

Qué va, saldría gente muy buena y no quiero que me ganen. Hay mucha gente muy rara.

Poeta, cantante, actor… Háblanos de ‘Betoven in Yeyo’ y ‘Tzà’.

Dicho así parece que hablas de una especie de Marisol, o algo así, jajaja. Yo qué sé, son formas de esquivar el aburrimiento y la falta de personalidad. Cuando nacemos nos ponen nombre y subnombres (Saúl. Humano. Varón. Caucásico…) y ya tenemos que rendir cuentas a ese nombre toda la vida. Rendir culto a La Bestia desde el nombre. Luego, la puta tarea vital es escoger un papel con el que servir. Lo difícil no es trabajarse duro el éxito como médico o limpiabotas, lo difícil es sobrevivir toda la vida tocándose las pelotas y no tener ningún papel. La gente que haya conseguido eso está por encima de los santos.

Ahora, hay otras cosas que se hacen en silencio. Mi tía echa de comer a los gatos de la calle. María Ñíguez ha salvado a una lagartija hoy. Ayer, había una avispa en las escaleras de mi casa. Estaba panza arriba y aguijoneando el aire, me quedé un rato ahí mirando. Me puse a darle la vuelta, cuando volví estaba otra vez panza-arriba, así que me fui. No sé, son cosas que se hacen porque sí cuando nadie mira. Esas están bien. No todas tienen por qué ser salvadoras, ¿sabes? No es eso, También puedes quemar un contenedor porque sí, o escupir desde el balcón.

Si queréis saber de BETOVEN IN YEYO o TZA, venid a los conciertos y a las obras. TZA es la compañía y la obra se llama «EMM…LEFA!´´, pronto estaremos otra vez con ella.

¿Cuáles son tus proyectos artísticos a medio plazo?

Eso no lo digo, coño. Bueno, la presentación, que será una buena fiesta. Un saludo. Besos. Os quiero mucho.