El papel y las bombas

I. Fuego cruzado

Encendías un cigarrillo y soltabas aquello
como el que suelta el humo
de una placentera calada:
«No puedo más con esta guerra nuestra».

Era tu forma de lanzar las bombas.

Ser soldado en el frente
debe ser algo parecido a esto.
Mi respuesta, a tu altura;
tu mirada, nuestros abismos,
y así todo.

Tu mirada lo decía en voz alta:
todas las guerras acaban en abismos,
todas las guerras son batallas perdidas.

Pero seguíamos empeñados
en mantener un tibio fuego cruzado.
Por eso, las respuestas a balazo limpio
y el dolor como objetivo,
la venganza como forma de vida.

Intercambio de golpes
para dolernos mejor.

Y ambos mirándonos
como quien mira al vértigo.

II. El papel

Tras una de nuestras contiendas,
te observé incorporarte, desolada,
acogiste en tu regazo el portátil
que abriste, que iluminó tu tristeza.
Te vi absorta buscar algo en Google
y copiar unos versos en un papel
para después doblarlo cuidadosamente,
de forma ritual, recreándote incluso.
Lo acabarías guardando entre las hojas
de aquel libro que te presté la tarde anterior.
Te secaste los ojos. Me miraste:

la mirada más triste.

Hay miradas que anticipan infiernos.

III. El poeta o el soldado

«He empezado a morirme
y el implacable silencio de los cañones
es mi negro intermedio, mi juventud
y mi madurez,
en la flor de la furia
la plegada amapola,
la Noche».

Aquel soldado se llamaba Alun Lewis
y así terminaba su Centinela.

En tu letra redondeada
aquellos versos encajaban algo peor.
Tampoco le hacía honor
el papel cuadriculado.

IV. Bombas sin detonar

Son noticia, de vez en cuando.
Por sorpresa, aparecen
en algún barrio céntrico
de Londres, San Petersburgo o Berlín.
Entonces, por seguridad,
ordenan el desalojo,
acordonan la zona,
llaman a los expertos.

Nocivo, bélico spam.

Han pasado 70 años
y aún podría morir gente.

V. Spam cuadriculado

Releo un libro que tenía olvidado
y de él cae un papel cuadriculado
doblado con esmero.

Al desplegarlo me estalla
un pasado ingrávido y atroz
de letra redondeada.

No he tenido tiempo
de ordenar el desalojo,
de acordonar la zona,
de llamar a ningún experto.

Han pasado 1 5 años
de aquella búsqueda en Google,
de aquella bomba sin detonar.
Algo sigue muriéndose por dentro.

*****

Álvaro Bellido, ‘Spam’ (Boria Ediciones, 2023)