¿Puede brillar? ¿Puede emitir un haz de luz una historia cuyo tema central es la soledad, el desarraigo e incluso el destierro? Óscar León lo ha conseguido en ‘Sin Remedios’, al menos en un gran número de pasajes, pues es esta una novela de contrastes no exenta de drama, con una vertiente histórica y otra actual en perfecto equilibrio, como dos caras de una moneda. Y aunque sus protagonistas anden a vueltas con la soledad y la distancia (también con la libertad que suelen implicar), no es una historia gris. Todo lo contrario: los versos con los que el abuelo Antón conquistó a la primera Remedios, la vocación juglaresca de Jaime Beltrán, narrador nato que encandila al oyente con su buen hacer, la cercanía de Martín San José para con sus alumnos, sus compañeros, cualquier turista que mire un arco con inquietud, la serena voz de la experiencia de Remedios Antón, quien nos brinda las escenas más tiernas de esta historia de casi un siglo de extensión cuando pasa el testigo, el legado, a su hija, también Remedios, Remedios Beltrán. Todos y cada uno de los momentos que conforman esta gran historia surgen de momentos de soledad, de desarraigo, de encontronazos de sus protagonistas con la realidad que les ha tocado en suerte vivir, pero muchos dejan tras de sí una estela de ilusión y esperanza.

Dos historias lejanas en el tiempo y el espacio. Dos historias muy distintas en su forma. Dos historias que, a pesar de la distancia y el momento, comparten escenario: el siglo XX. Un siglo que agoniza en el devenir de Martín San José, pero que será crucial, un elemento temporal con fuerza de protagonista, en la vida de Remedios.

La historia de Martín San José comienza con una arriesgadísima vuelta de tuerca al concepto de narrador que Óscar León aprueba con nota. A partir de ahí, y con The Church como invitados de lujo, quienes ponen banda sonora a su narración, Martín San José, recién nombrado funcionario, abandona el hogar familiar en su primer coche para ocupar su primer piso en la ciudad donde es destinado para su primer trabajo: Granada. Aunque las llamadas ‘novelas de iniciación’ suelen referirse a adolescentes, este adulto comparte no pocas de sus inquietudes con los protagonistas de aquéllas. La ilusión de poseer por primera vez una tarjeta de la Seguridad Social a su nombre o las llaves de un piso se enfrenta, en la balanza de su existencia, a la incertidumbre de los destinos provisionales, el desconocimiento de la casuística local y una lenta rutina donde los movimientos de un vecino llegan a ser un reloj tan o más seguro que el de su propia muñeca, mantener el mismo perfume que venía usando se convierte en la más eficaz manera de mantener el vínculo con sus raíces, y su coche, con quien habla a menudo, se convierte en una suerte de mejor amigo a quien confiarle todo. Un período de adaptación que parece no tener fin, y en el que del valle a la cumbre se suceden luces, sombras, dudas, certezas y medias verdades que llevarán a nuestro protagonista a dudar de todo, como el primer día, aún tres años después. Marcará igualmente la vida de nuestro protagonista la continua pugna entre libertad y compromiso, una batalla en la que se verá inmersa también Rosario, quien le ayudará a dar sus primeros pasos en tierra desconocida.

Por otro lado, Remedios Antón estaba llamada a protagonizar el más idílico de los cuentos de hadas, pero aquella hija de asistenta y panadero jamás olvidó su origen, que tuvo presente todos y cada uno de los días que pasó en la residencia de sus padres adoptivos mientras jugaba a los médicos en el despacho del eminente doctor Santana, mientras cosía y cocinaba a la sombra de Pilar Primo de Rivera junto al resto de la Sección Femenina, mientras la cúpula social del momento preparaba su matrimonio con el mayor de los Cubero… Pero el palpitar de un país que reaccionaba contra las tenebrosas sombras de su pasado reciente y una vida que comenzaba a latir en su interior fueron el combustible que la impulsó a romper cadenas y avanzar contra todo y contra todos, desde su propia familia hasta las más altas esferas burocráticas. Una protagonista que nos devuelve a las mejores novelas de Irène Némirovsky. Una historia que, como las que nos brindó la genial autora ucraniana, parece quedar atrás, pero sigue muy viva en nuestro presente.

‘Sin Remedios’ es, por tanto, un viaje a través del tiempo y del espacio, desde el 1936 que vio nacer a Remedios Antón hasta las dudas y temores de un Martín San José que se enfrenta a un muy confuso siglo XXI. Desde Valladolid a Cartagena pasando por Jaén, Chiclana de la Frontera e incluso El Cairo, Heidelberg y Buenos Aires. Óscar León alterna con pulso y oficio los pasajes de dos historias en apariencia distintas, casi opuestas, pero llamadas a encontrarse, y en la que tienen cabida, además de sus protagonistas, Mariana Pineda, Tim Burton, Sir Arthur Wellesley, Onésimo Redondo, Hugo de Moncada, las Abuelas de la Plaza de Mayo y hasta un terremoto, un fenómeno ovni y los deliciosos y populares miguelitos de La Roda.

Escuchen a Jaime Beltrán narrar la historia de la silla del Diablo, acompañen a Remedios Antón por el puerto de Cartagena, deséenle suerte a Remedios Beltrán antes de su último cara a cara con el tribunal de la oposición, caminen con Martín San José a la orilla del Darro, busquen, al caer la noche, la tenebrosa silueta de Elvira, la Dama de Blanco.

Disfruten, en suma, de esta historia que les atrapará… sin más remedio.